miércoles, 30 de marzo de 2016

Revolución

Revolución,
Escribir, revolución
Suena como melodía, canción;
Letras de poemas y más textos escritos hace algún tiempo.
Suena algo así como recordar el poder que tiene la tinta y el papel
Como recordar que “mi pluma lo mató”
Como ser más consciente que un escrito es poderoso, trasciende, revoluciona, evoluciona;
más bien re-evoluciona.

Un poema, un cuento, la historia, y el hecho de viajar en el tiempo,
[como aquella obra de arte fabulosa que aguarda en un museo, en un muro, o en una casa olvidada;]
se convierten en el boleto directo hacia un mundo de dimensiones antagónicas a lo usual, lo esperable, lo monótono.

Revolución cuando escribo, cuando escribes, cuando leo, cuando lees;
Cuando las letras (gramatización de algunas ideas que representan ideales elevados)
No solo son una simple sinapsis neuronal de un proceso mecánico inconsciente,
Sino que son el abrir de caminos, de otras sinapsis, de sensaciones, de más pensamientos, de ideas, de ‘eurekas’.
Revolución porque pienso, porque piensas,
Porque abrimos la mente
Porque el poema ya no gira en torno al ‘yo’
Ahora gira en torno a Nosotros.
Revolución porque  soñamos.

Revolucionándonos.

El circo de la vida



¡Primer cuento que nos envían! ¿Su autora? Nos ha dado un pseudónimo: Ave. Sobre ella "Nos afirma que en realidad no está metida en el "mundo de las letras" , que sabe más bien poco o nada del terreno literario, pero que piensa que el lenguaje nos condiciona y que es la manera con la que interaccionamos con otros sintientes, de forma más o menos consciente. Es el medio que hacemos, como fabricantes de un líquido mar-eante en el que dos náufragos de islas distintas beben a la vez que cada uno con una receta propia va vertiendo. Pragmáticamente, el escuchar, leer, hablar y escribir están separados, tan separados y tan juntos como ahora mismo lo estás pensado. Qué lo estás haciendo, estás senti-pensando y eso sin ser palabras lo transformas para entenderte, para definirlo. ¿Ves? Ya lo has hecho. Todos somos literatos. Por favor no tengas vergüenza a compartilo/compartirte, porque nos falta tu especia ^^"
*              *               *

Es cuando la sociedad te obliga a seguir un patrón…
Es cuando comienza esta historia…
Como los pobres tigres…en los circos…

Su domador le obliga a saltar por un aro de fuego, el tigre al principio teme al fuego, teme al domador y no quiere pasar, no se niega agresivamente simplemente rehúsa a hacerlo, pero toda la gente grita, todos abuchean, y el domador se enfada, el tigre no comprende lo que pasa ¿acaso está haciendo algo malo? su espíritu de tigre le dice que eso no va con él, que no es su naturaleza saltar ese aro de fuego, que exteriormente siente un sí, pero interiormente un no; en este punto comienza el “segundo juego”, el engaño del domador, el domador instantáneamente se transforma, se vuelve falsamente paciente, falsamente compresivo, agradable e invita al tigre a pasar, a saltar; el tigre se confunde  -¿Qué pasa? el domador está siendo agradable conmigo, ¿ antes no, ahora sí? no entiendo…Y el tigre tiene más miedo cada vez, porque parece que todo ha cambiado como si fuera otra historia diferente, pero por más que perciba diferencias en su alma salvaje sigue sintiendo todo igual, distintas máscaras de un mismo disfraz. Y mira a su alrededor, algunos de sus compañeros animales ya han saltado y se oyen gritos de alegría alrededor. Pero él sigue sin querer saltar, aunque se empieza a plantear si debe saltar, y viene el “tercer asalto”, la tentación, pues el domador saca un jugoso filete irresistible; otra tanda de felinos salta sin dudar, pues el premio que reciben después les parece mucho más gratificante que su naturaleza de tigre “antinatural a saltos de fuego”. Y el domador le ofrece ante los brillantes y profundos ojos del tigre el tentador premio, sólo tiene que saltar ¿parece fácil, no? – Muchos otros lo han hecho ya, es el camino más corto, es la opción más sencilla, salto, recibo por un breve corto de tiempo la alegría del filete y todos los demás felices, creo que por eso ha saltado el resto. Y duda, se da cuenta que cada vez duda más, se pone nervioso, no sabe qué hacer. Mira de nuevo a su alrededor, casi todos los demás animales ya se hallan al otro lado del aro, ya han saltado, ahora mismo disfrutando de su filete y al lado de un orgulloso domador, -¿Qué hago? se pregunta el tigre, cada vez esta cuestión le ronda con más frecuencia. Y el domador empieza a desesperarse, se pone nervioso, ve que ese tigre se resiste, no hace lo de los demás, ¿acaso es diferente? si todos son iguales…

El domador quiere que pase, todos lo hacen, tiene que ser así, son las normas del “circo” ¿por alguna razón?. No. Es así.

En esta última parte el domador saca el látigo, ha pasado demasiado tiempo y no ha conseguido nada con ese tigre, no lo entiende, se ha enfadado con él en un principio, obligándolo, y no ha pasado, le ha enseñado que sería fácil saltar, el domador quería darle a entender que era bueno, que no pasaba nada por saltar, que era lo más fácil para todos ¿no? Y tampoco había conseguido que ese “dichoso” tigre lo hiciera, y casi finalmente le había tentado con lo que más quería, con lo que más hace felices a los tigres, al menos aparentemente, al menos generalmente.

¿Qué “artilugios” le quedaban al domador para convencerlo? El arma más potente, con la que sería imposible que se resistiera, era imposible que no lo hiciera, no sé si sabéis a lo que me refiero, hablamos, del miedo. El domador sacó el látigo más largo y más duro del circo, el que más daño hacía, el tigre se quedó congelado, el domador agitaba el látigo ante la mirada felina, quería hacerle entender al tigre que no le haría daño si pasaba pero que si no sufriría las consecuencias. Los escasísimos animales que faltaban por pasar, pasaron, pero al pasar al otro lado, contrariamente, sufrían castigo y eran encarcelados en jaulas, no existía tal promesa, era un medio para un fin. El látigo rozó y arañó la piel del tigre, el primer latigazo de ese día dolió, el primero sin lugar a dudas se le gravó a fuego en su mente e hizo cicatriz en su corazón, nunca pensó que la vida en la que estaba pudiera llegar tan lejos, nunca pensó que se podía llegar a tal punto, nunca pensó que era tan importante, en ese circo, ser como los demás, hacer lo que los demás, seguir una “línea fija” y atravesar ese aro donde ya todos sus compañeros, que antes eran como él, diferentes cada uno pero con un mismo espíritu único y salvaje, se habían convertido en marionetas de aquel circo, con una alegría pasajera había recibido el orgullo de los presentes, la admiración del público y el reconocimiento, la alegría de ese filete pero que terminó acabándose y ahora nuestro tigre podía ver como los animales se hallaban en una “falsa felicidad” creían que lo tenían todo, les habían hecho creer que saltar ese aro era la meta de sus vidas, que costaba porque su naturaleza real no era así, pero que luego iba a ser fácil coger esa decisión porque sería la que “menos impedimentos” les pondría el circo, la más correcta para los domadores y la más sencilla de seguir, no tendrían que pensar nada, no tendrían que sentir anda, simplemente hacerlo y ya está, porque sí. Actuar sin sentir, cuerpo sin alma. Todos esos animales, ahora enjaulados, “creían” ser felices,  “creían”  tener “todo”  “creían” haber hecho lo correcto.

Los siguientes latigazos dolieron quizás cada vez menos, pues el primero es el que más marcó sin duda, el que más le sorprendió y el que nunca esperó. Los siguientes que los iba viniendo venir, aunque algunos eran más o menos duros que otros, hacían más daño que otros. El tigre no sabía qué sentir, qué pensar, qué hacer. Los momentos pasaban, todo giraba a su alrededor pero increíblemente se iba sintiendo más tranquilo, su inmensa tristeza por encontrarse solo en esa situación, su enfado porque los demás habían tomado otra decisión y el miedo por no saber qué iba a pasar iban desapareciendo, poco a poco… El látigo cada vez iba más rápido, pero el tigre, este tigre, era más resistente y con la mirada fija al domador intuía por donde iban a llegar los golpes, muchos los conseguía esquivar y los que no le servían para poder evitarlos la siguiente vez.  Y así se encontraba nuestro tigre, hubo un momento en el que el domador se cansó, el tigre era más fuerte, era valiente. El domador cayó al suelo rendido y pensó que el tigre se avalancharía contra él a matarlo pero no fue eso lo que pasó… y el tigre se acercó a él, miró a su alrededor de nuevo y elevó la cabeza mirando el techo del circo, pensó que quizás sería imposible salir del todo de aquel circo, cerró los ojos sentándose junto al domador. Parecía como si llorara. Y el domador rió, a lo mejor no había conseguido que el tigre saltara, no le había podido convencer pero al menos había conseguido que ese tigre “no pudiera ser él”, no pudiera volver a ser él, era propiedad de ese circo y no saldría de allí. Porque el domador era puro dolor, era puro ego, era pura obscuridad. No había compasión, ni sentimientos ni bondad.

Y aquí podría terminar esta historia, quizás se piense que éste es el final de la historia… me apena que se piense eso, pero más me apena que sintáis que es eso. ¿De verdad? ¡No es el final!; es el principio…

*              *               *

El tigre no lloró de tristeza, de miedo, de agonía, de rabia, de impotencia…lloró de alegría, de emoción…había llegado hasta ahí siguiendo su instinto real y siendo como él era realmente. Había superado el rechazo de los demás, las falsas apariencias, los premios vacíos que eran una aparente alegría, luego carentes de nada, carentes de todo, había estado por encima del enfado y había vencido miedos. Ahora en este instante, tras todo, se sentía más seguro que nunca, más convencido que nunca, más fuerte que nunca. Lloró por saber realmente qué quería, lloró por tener el privilegio de ser quien es y que no lo hayan podido domar. Estaba en ese circo dispuesto a seguir luchando desde la sabiduría y el amor frente a los latigazos del domador, estaba allí y eso era un hecho, una realidad y no podía cambiarlo pero él también estaba ahí y con armonía y planta el tigre siguió, feliz, más que ningún otro ser, aceptando lo que había, aceptando quien era y viviendo en paz, pero sin llegar jamás a  atravesar ese aro…







sábado, 26 de marzo de 2016

El ciprés que huye de sus raíces

¡Comenzamos a tratar el tema de por qué es necesaria una literatura social! Para empezar, os dejo un poema. Las flechas están por si hubiera alguna confusión en cómo leer la parte visual.

La humanidad en matemáticas, gobernando su Imperio
la multiplicación de las divisiones que se hacen asesinas en potencia
en potencia
de un futuro
ciego absurdo
en potencia
Las divisiones están gobernando
bandos absurdos,
muros cerrados 
(¿están cayendo?)
mentes y puros
(y sentimientos
abandonados en cenizas tras el breve éxtasis de un sueño)
que arrojan sus colillas quemando almas (¿almas? mejor vidas)
que se precipitan, como a una fosa común, a las piras
de la Injusticia.

Quemando la madera de cipreses
que por ser plantados en el cementerio
nacen y crecen con el estigma de la muerte,
con el abono de guerras raciales religiosas morales civiles internacionales
de guerras de dictadores superheroicos contra dictadores villanos
y con el riego de una sangre
que lloran lágrimas desgarradas en gritos silenciados:
voces que pierden la vida
vidas que pierden la voz
asfixiadas por horribles sudores
que empapan a esa bestia soñadora
-esa que escapa como un ciprés de la tragedia y que posee
el nombre de hombre donde los montes rompen
y rasgan la rig               l      RDEN de
                        idez y e     o                   
horizontes tiranos
Y no hablemos de plumas, de almas
o de armas de plomo o tinta.
Hablemos de un fuego, que de nuevo
prende las vidas
y consume sus sogas y sus raíces
y las hace
                                                                                             

                                                                                              libres

miércoles, 23 de marzo de 2016

Presentación (El elogio de la hipocresía)

Donde se lea, a Cuando se lea

Estimado quien seas:

Probablemente alguna vez se te haya pasado por la cabeza un tranquilizador pensamiento de buena mañana, pensamiento de tragedias en el telediario, de mirar con la vida cansada el abismo en el fondo de una taza de café mientras la cucharilla crea un remolino en el que parece que se quedan atrapadas todas las esperanzas, o expectativas, o lo que sea, de un día mejor o simplemente diferente.

Un bonito pensamiento de que el mundo se va a la mierda.

Claro que hay algún que otro problema. Como muchos pensamientos soñados, pierde un poco de magia cuando de fantasía va pasando a realidad. Pero a diferencia de toda fantasía, ésta no es realmente agradable. Igual este pensamiento es de los que debería inspirarnos un poco de terror, a la gente más altruista, por el mismo hecho de que esto no va a aguantar mucho más; para los más egocéntricos, porque si el mundo se hunde, nos hundimos con él.

Evidentemente, este blog no va a salvar nada, ni va a salvar a nadie, probablemente sea sumamente inútil, y realmente surge de nuestra parte más hipócrita: la conciencia, un parásito más que vive de agitar las mentes humanas golpeándolas con un palo, como a un bicho muerto.

A la mayoría de gente le pide no que haga algo, sino que haga como que hace algo; otros tienen menos suerte, la conciencia se ceba con ellos y les hace entregar su vida por los demás. No sé el resto de integrantes de este blog, pero desde luego yo soy de los primeros: un hipócrita.

Pero quizás deberíamos mirar a la hipocresía desde otro punto de vista, llevarla un poco más allá. Que ser un hipócrita no sea vivir de modo diferente a como se dice, sino vivir de un modo diferente a como se piensa, porque eso querría decir que esos pensamientos están cambiando, que aunque no tengan mucha fuerza y estén callados por el miedo de ser disidentes, esos sueños se van presentando cada vez más. La hipocresía se encarga de poner las utopías en la mente de cada uno, y luego la conciencia tomará el palo y empezará a trabajarse a cada persona hasta hacerle la existencia imposible y moverla a crear un mundo acorde a sus pensamientos.

Y los pensamientos se alimentan de palabras.

Por eso este blog, por eso esa necesidad de jugar con el lenguaje para hacer un arte, que además sirva para crear adeptos a esa hipocresía que nos convierta en unos estereotipados moteros renegados que quemen el asfalto por la autopista aUtopí(st)a.

Este blog no promete nada, salvo alguna que otra crítica a la realidad que nos rodea, y otro fallido intento de conquistar la literatura.