lunes, 31 de octubre de 2016

Pro-táphos

Querer renacer cerca cantando
esa melodía proxeneta. etérea;
memoria baldía
que ahora ha cambiado su rumbo a la Noche y al papel equivocado.

Que no se dan cuenta, de que
no es una tormenta, ni un día
apacible,
ni la aridez que oculta una mirada humedecida.
No se dan cuenta, ni lo hacemos nosotros,
de que las letras salen de
la misma mente
de donde emergen los falsos
suspiros que arrancan la locura,
como si fuese una planta aromática que utilizar
siguiendo una receta milimétrica;
una receta que lleva el nombre y la marca de alguien que apenas es
un grano de café descosido
por un viento que ahora sopla
desde un ventilador.

Porque seguimos encerrando su
Libertad,
seguimos guardándola en el saco de Eolo que nos hemos empeñado en atar,
y en seguir atando.

Soñar y no luchar;
no creer y vivir de acuerdo a la no creencia:
la sinonimia de aquellos que nos cambiamos de barrio,
o de la que pasa a la tienda
mientras en el paradisíaco frío del invierno exterior
la espera su perro.

Y la desidia es el poste al que está atada la correa
y la humanidad seguirá esperando, a que la poesía la libere,
aunque espere siempre, inquieta y quieta,
sin darse cuenta de que la correa es de papel

para echar a correr,
tirar, zafarse,
escapar,
y querer renacer.
Sobre todo,
querer renacer