jueves, 21 de julio de 2016

Hoy canto a las disonancias


"El mundo de hoy no tiene sentido, así que, 
¿por qué debería pintar cuadros que lo tuvieran?"


Hoy canto a las disonancias
y a las métricas rotas e impares y descoloc
adas y a las iguald
ades que yacen en el caos del subconsciente y de lo oscuro. A las
hadas que son ilumin
adas cada Noche por la luz del sol, desde la mor
ada de
Hades.

Las utopías aguardan al girar la esquina, pero serán imposibles si el
ORDEN de hoy es encuadrar a toda la humanidad en un corral de eng
ORDE, masificando
los medios
la educación
la cultura
la política
el trabajo.

Masificando la masa.

Igual hay que dejar de hacer el individuo a la masa
y plantearse una masa hecha al conjunto de individuos.
Igual no hay que nada.

pero lo cierto es que el orden lo forman números
que rigen la naturaleza y la existencia y el universo y el tiempo y la Totalidad y la Personalidad
Una personalidad que se ahoga en números
de telespectadores
de calificaciones
de ventas
de votos
de productividad.

Contra esos números, podemos pensar, o la palabra y la poesía pueden volverse salvajes.
Hoy canto a las disonancias, mientras la isometría
y la rima y los paralelismos yacen enterrados
en un poema de grava o en una tumba de letras de la que luchan por escapar.

Y hasta que el mundo suene a Armonía, cada terremoto será una letra
inte n   tan   d   o       a         l          e                  j             a                r           s                          e
de sus ligaduras. Pero hasta entonces, el CAOS ordenado en la Tierra hará el CAOS caótico en la poesía, en algo que durará muchas más generaciones y efímeras eternidades, pues
en el feudo de la globalización
aún combaten gladiadores.

martes, 19 de julio de 2016

La respuesta a preguntas saladas en ojos sea a(l-m)ando tu historia

Y una nueva publicación de la que ya colaboró con nosotros una vez... "Ave", que nos trae una reflexión dentro de un microrrelato.

¿Sabéis?... Me he dado cuenta de que la inmensa parte de caída hacia la tristeza es debida a no sentirnos libres...

No sentirnos libres de poder decir necesito parar o necesito avanzar. No sentirnos libres para amar lo que nuestro corazón palpita. No sentirnos libres de tomar decisiones, siendo esclavos de una malgama de situaciones externas o limitaciones creídas. No sentirnos libres de expresarnos, de reír y llorar en ese momento. No sentirnos libres de recordar sin culpa o predecir supuestos sin miedo.  No sentirnos libres a probar algo nuevo haciendo entonces la autocompasión  mella hasta crear un agujero roído donde  enrollándonos como gusanos elaboramos círculos sin encontrar nada más, pudriendo poco a poco el fruto. No te sientes libre si la correa que te sujeta crea más fuerza que tus alas al emprender el vuelo. No te sientes libre si no aventuras a descubrirte a ti mismo y si prejuzgas antes de conocer verdaderamente. No te sientes libre si aparentas ser una idea de mentes ajenas. Y si no te sientes libre te va a resultar difícil serlo, y si lo fueras de poco importaría porque algo que se es y no se siente no es consciente y sería más un automatismo maquinario…

Así que por favor… tú, ser volador que se pierde entre los parpadeos estelares, y viajas cada noche a rincones de deseos, tú que sueñas con un nuevo amanecer de brillos diferentes pese a pintarlos con las pinturas de siempre que dijeron que eran las que se utilizaban en el óleo de esta vida, tú que construirías ese velero pero que no lo haces… que velaría por tu extensión a mares abiertos  y que desvelaría potenciales intrínsecos de tu afluente propio…

Captura la idea de libertad, hazla emoción, para convertirla en sensación y endosarla en un sentimiento más extenso y complejo, tras sentirlo, séalo, será…  un transcrito sin letras, historiado en vibraciones al(m)adas.


lunes, 11 de julio de 2016

De héroes y reyes.

Se nos ha enseñado a admirar a los héroes, no a identificarlos. Muchos buscan poder, venganza o justicia, o las tres cosas al mismo tiempo, y no de una manera legítima o adecuada.
Hubo una vez un rey, un rey que reinaba como se suponía que debía reinar, sin ningún problema, así que no tuvo que hacer elecciones difíciles. No tuvo que afrontar ninguna confrontación porque era el rey, y nadie le cuestionaba nada. Hacía las leyes, y las leyes se cumplían. Dictaba órdenes, y las órdenes se llevaban a cabo. Y todos estaban contentos, porque no había problemas.
Pero, un día, el rey creció, o envejeció, y el pueblo y el reino lo hicieron con él.
Empezaron a surgir los problemas y el rey tuvo que solucionarlos. Como nunca antes había tenido problemas, el rey se encontró con un conjunto de decisiones difíciles, prácticamente imposibles.
Fue entonces, ante las difíciles decisiones del rey, que aparecieron los héroes, para solucionar aquello que el rey no podía solucionar.
Todos los admiraron pronto, más que al propio rey.
En algún reino vecino, el rey era el mismísimo héroe. En otros reinos, los héroes también florecieron, junto con los problemas.
Pero llegó el día en que los reinos tuvieron problemas entre ellos. Los héroes cayeron al mismo tiempo. Todos fueron olvidados.
Y los reyes se quedaron solos, asustados, a la cabeza de reinos caóticos y sin una clara solución.
Tuvieron que dialogar para solucionar sus problemas, pero no llegaron a acuerdos. Ninguno de ellos cedería o se arriesgaría a perder parte de su poder por un bien mayor.
Todos los ciudadanos comenzaron a identificar a falsos héroes por doquier. Muchos creyeron en los reyes como los legítimos héroes. Muchos otros, confiaron su destino en héroes más cercanos a ellos. Otros, en aquellos cuyos nombres se escuchaban en las canciones.
Pero los problemas siguieron sin solucionarse, y ni héroes ni reyes pudieron solucionar sus problemas, porque el reciente poder los cegó.
Así, surgieron héroes desconocidos, héroes sin nombre y sin alabanzas, sin glorias, sin capas, sin escudos ni espadas. Héroes que se levantaron, alzándose contra los problemas del reino, a las cinco de la mañana, llueva o nieve, haga frío o calor, para solucionar sus propios problemas, para alimentar a su familia. Héroes que educaron a los suyos en la justicia y el respeto, en el trabajo duro y en la sinceridad, en la solidaridad y el altruismo.
A todos esos héroes, que salvaron al reino, que se alzaron contra el sistema sin violencia ni egoísmo, que, pese a que no podían, ayudaron al que lo necesitaba más que ellos... A todos esos héroes que, de una forma desinteresada, han luchado por lo que creían justo desde lo más profundo de su corazón...
A todos esos héroes, que tanto nos han enseñado, que sin superpoderes han conseguido cosas sobrehumanas, como salvar su mundo, a todos esos héroes, gracias.