lunes, 31 de octubre de 2016

Pro-táphos

Querer renacer cerca cantando
esa melodía proxeneta. etérea;
memoria baldía
que ahora ha cambiado su rumbo a la Noche y al papel equivocado.

Que no se dan cuenta, de que
no es una tormenta, ni un día
apacible,
ni la aridez que oculta una mirada humedecida.
No se dan cuenta, ni lo hacemos nosotros,
de que las letras salen de
la misma mente
de donde emergen los falsos
suspiros que arrancan la locura,
como si fuese una planta aromática que utilizar
siguiendo una receta milimétrica;
una receta que lleva el nombre y la marca de alguien que apenas es
un grano de café descosido
por un viento que ahora sopla
desde un ventilador.

Porque seguimos encerrando su
Libertad,
seguimos guardándola en el saco de Eolo que nos hemos empeñado en atar,
y en seguir atando.

Soñar y no luchar;
no creer y vivir de acuerdo a la no creencia:
la sinonimia de aquellos que nos cambiamos de barrio,
o de la que pasa a la tienda
mientras en el paradisíaco frío del invierno exterior
la espera su perro.

Y la desidia es el poste al que está atada la correa
y la humanidad seguirá esperando, a que la poesía la libere,
aunque espere siempre, inquieta y quieta,
sin darse cuenta de que la correa es de papel

para echar a correr,
tirar, zafarse,
escapar,
y querer renacer.
Sobre todo,
querer renacer

lunes, 15 de agosto de 2016

De deportes y antónimos

Deporte, libertad, pasión, hoy.
Cuando te veo y me ves,
en  medio de la cancha, estadio, coliseo, piscina,
da igual.
Un respiro, un recuerdo, el tiempo se detiene;
después de tanto,
todo debe parecer más lento de lo normal,
todo se reduce a hoy,
el día especial.


¿En qué momento se distorsiona la pasión
en las gradas (la hinchada, la barra)?
¿Por qué esa distorsión empieza a tender a obsesión?
¿Por qué la mezcla con agresión?
No comprendo, no logro entender.
...


Quisiera reprocharte,
porque tu comportamiento me asombra sobremanera,
¿por qué haces lo que haces?
¿por qué la mente cerrada? ¿por qué no ver…
a tu
alrededor? gente, al final, todos humanos.


Y vos te justificas, tal vez a propósito,
en que no conozco tu realidad,
lo que pasaste, y tus rumbos del hoy.
Vos dices que amas a los tuyos, tu bando,
que te gusta la lealtad
y que sí, sabes amar.


Más preguntas que respuestas
cuando me pongo a conversar.
Para mí es la indiferencia lo que hace a un ser humano confundir
el deporte con sus antónimos.

jueves, 21 de julio de 2016

Hoy canto a las disonancias


"El mundo de hoy no tiene sentido, así que, 
¿por qué debería pintar cuadros que lo tuvieran?"


Hoy canto a las disonancias
y a las métricas rotas e impares y descoloc
adas y a las iguald
ades que yacen en el caos del subconsciente y de lo oscuro. A las
hadas que son ilumin
adas cada Noche por la luz del sol, desde la mor
ada de
Hades.

Las utopías aguardan al girar la esquina, pero serán imposibles si el
ORDEN de hoy es encuadrar a toda la humanidad en un corral de eng
ORDE, masificando
los medios
la educación
la cultura
la política
el trabajo.

Masificando la masa.

Igual hay que dejar de hacer el individuo a la masa
y plantearse una masa hecha al conjunto de individuos.
Igual no hay que nada.

pero lo cierto es que el orden lo forman números
que rigen la naturaleza y la existencia y el universo y el tiempo y la Totalidad y la Personalidad
Una personalidad que se ahoga en números
de telespectadores
de calificaciones
de ventas
de votos
de productividad.

Contra esos números, podemos pensar, o la palabra y la poesía pueden volverse salvajes.
Hoy canto a las disonancias, mientras la isometría
y la rima y los paralelismos yacen enterrados
en un poema de grava o en una tumba de letras de la que luchan por escapar.

Y hasta que el mundo suene a Armonía, cada terremoto será una letra
inte n   tan   d   o       a         l          e                  j             a                r           s                          e
de sus ligaduras. Pero hasta entonces, el CAOS ordenado en la Tierra hará el CAOS caótico en la poesía, en algo que durará muchas más generaciones y efímeras eternidades, pues
en el feudo de la globalización
aún combaten gladiadores.

martes, 19 de julio de 2016

La respuesta a preguntas saladas en ojos sea a(l-m)ando tu historia

Y una nueva publicación de la que ya colaboró con nosotros una vez... "Ave", que nos trae una reflexión dentro de un microrrelato.

¿Sabéis?... Me he dado cuenta de que la inmensa parte de caída hacia la tristeza es debida a no sentirnos libres...

No sentirnos libres de poder decir necesito parar o necesito avanzar. No sentirnos libres para amar lo que nuestro corazón palpita. No sentirnos libres de tomar decisiones, siendo esclavos de una malgama de situaciones externas o limitaciones creídas. No sentirnos libres de expresarnos, de reír y llorar en ese momento. No sentirnos libres de recordar sin culpa o predecir supuestos sin miedo.  No sentirnos libres a probar algo nuevo haciendo entonces la autocompasión  mella hasta crear un agujero roído donde  enrollándonos como gusanos elaboramos círculos sin encontrar nada más, pudriendo poco a poco el fruto. No te sientes libre si la correa que te sujeta crea más fuerza que tus alas al emprender el vuelo. No te sientes libre si no aventuras a descubrirte a ti mismo y si prejuzgas antes de conocer verdaderamente. No te sientes libre si aparentas ser una idea de mentes ajenas. Y si no te sientes libre te va a resultar difícil serlo, y si lo fueras de poco importaría porque algo que se es y no se siente no es consciente y sería más un automatismo maquinario…

Así que por favor… tú, ser volador que se pierde entre los parpadeos estelares, y viajas cada noche a rincones de deseos, tú que sueñas con un nuevo amanecer de brillos diferentes pese a pintarlos con las pinturas de siempre que dijeron que eran las que se utilizaban en el óleo de esta vida, tú que construirías ese velero pero que no lo haces… que velaría por tu extensión a mares abiertos  y que desvelaría potenciales intrínsecos de tu afluente propio…

Captura la idea de libertad, hazla emoción, para convertirla en sensación y endosarla en un sentimiento más extenso y complejo, tras sentirlo, séalo, será…  un transcrito sin letras, historiado en vibraciones al(m)adas.


lunes, 11 de julio de 2016

De héroes y reyes.

Se nos ha enseñado a admirar a los héroes, no a identificarlos. Muchos buscan poder, venganza o justicia, o las tres cosas al mismo tiempo, y no de una manera legítima o adecuada.
Hubo una vez un rey, un rey que reinaba como se suponía que debía reinar, sin ningún problema, así que no tuvo que hacer elecciones difíciles. No tuvo que afrontar ninguna confrontación porque era el rey, y nadie le cuestionaba nada. Hacía las leyes, y las leyes se cumplían. Dictaba órdenes, y las órdenes se llevaban a cabo. Y todos estaban contentos, porque no había problemas.
Pero, un día, el rey creció, o envejeció, y el pueblo y el reino lo hicieron con él.
Empezaron a surgir los problemas y el rey tuvo que solucionarlos. Como nunca antes había tenido problemas, el rey se encontró con un conjunto de decisiones difíciles, prácticamente imposibles.
Fue entonces, ante las difíciles decisiones del rey, que aparecieron los héroes, para solucionar aquello que el rey no podía solucionar.
Todos los admiraron pronto, más que al propio rey.
En algún reino vecino, el rey era el mismísimo héroe. En otros reinos, los héroes también florecieron, junto con los problemas.
Pero llegó el día en que los reinos tuvieron problemas entre ellos. Los héroes cayeron al mismo tiempo. Todos fueron olvidados.
Y los reyes se quedaron solos, asustados, a la cabeza de reinos caóticos y sin una clara solución.
Tuvieron que dialogar para solucionar sus problemas, pero no llegaron a acuerdos. Ninguno de ellos cedería o se arriesgaría a perder parte de su poder por un bien mayor.
Todos los ciudadanos comenzaron a identificar a falsos héroes por doquier. Muchos creyeron en los reyes como los legítimos héroes. Muchos otros, confiaron su destino en héroes más cercanos a ellos. Otros, en aquellos cuyos nombres se escuchaban en las canciones.
Pero los problemas siguieron sin solucionarse, y ni héroes ni reyes pudieron solucionar sus problemas, porque el reciente poder los cegó.
Así, surgieron héroes desconocidos, héroes sin nombre y sin alabanzas, sin glorias, sin capas, sin escudos ni espadas. Héroes que se levantaron, alzándose contra los problemas del reino, a las cinco de la mañana, llueva o nieve, haga frío o calor, para solucionar sus propios problemas, para alimentar a su familia. Héroes que educaron a los suyos en la justicia y el respeto, en el trabajo duro y en la sinceridad, en la solidaridad y el altruismo.
A todos esos héroes, que salvaron al reino, que se alzaron contra el sistema sin violencia ni egoísmo, que, pese a que no podían, ayudaron al que lo necesitaba más que ellos... A todos esos héroes que, de una forma desinteresada, han luchado por lo que creían justo desde lo más profundo de su corazón...
A todos esos héroes, que tanto nos han enseñado, que sin superpoderes han conseguido cosas sobrehumanas, como salvar su mundo, a todos esos héroes, gracias.

sábado, 23 de abril de 2016

Sobre vivir (o cosas que escribo mientras Nena me mira y sonríe).

¿No estaremos, muchos de nosotros, queriendo romper los moldes burgueses a base de nostalgias igualmente burguesas? Había que leer esa frase, Nena, me entendés, había que leerla y sentir que todo era una mentira: el engaño y su denuncia, sobre todo su denuncia, esa mentira al cuadrado, esa moral de alquiler para artículos de opinión. Había que leer esa frase, de la manera en que vos y yo entendemos que se debe leer: doliendo. Esa manera masoquista, entre el funeral y el parto. ¿No estaremos, muchos de nosotros?. Andar los ojos como un ejército bárbaro, incendiando cada letra y, simultáneamente, permitiendo que algo nuevo creciese ahí. Y no era ningún fuego redentor, claro que no, pero había que quemar las palabras y que, de alguna manera, del otro lado del espejo, estas nos quemasen a nosotros. La rebelión también es mirar una palabra hasta hacerla cenizas; vos y yo sabíamos que eso también era permitirles el vuelo, posibilitar que las pudiésemos respirar, ahogarnos en ellas, que quedasen en alguna parte, volver a escribirlas.
No empieces con la enumeración académica, Nena. Supongo que eso nos aleja un poco, que vos y yo elegimos diferentes olvidos. ¿A qué viene esto, justo acá, que el olvido es una mala palabra? Sí, ya sé que no soy la primera persona en sostener que el lector es quien escribe algo. Claro, te prohíbo eso y me saltás con la dedicatoria del libro que estás leyendo. Sí, por supuesto que es trivial y fortuita la circunstancia de que seas vos la lectora y yo esté redactando esto. Pero no te olvides del resto del libro, no te olvides que quizás ni siquiera sea yo quien está escribiendo. Y si lo soy, tu simple lectura me anula, me lleva de la mano al patíbulo.¿No estaremos, nosotros?.
Me enredo de palabras; de eso va a ser mi horca, ya vas a ver. Y justo a vos te explico, justo a vos te vengo a comentar esa frase  y te vengo a plantear que no, que la mentira al cuadrado es el peor engaño excepto todos los demás (exceptuando, diría el que te dije). A vos te vengo a hablar de que es denunciar o colgar el cartel de “se vende”, justo a vos que debés ser la única persona que sabe cómo parpadear sin consentir ese simulacro en miniatura de la bajada de persiana.
Sí, por supuesto que es una nostalgia burguesa (valga la redundancia). Si cualquier acción está teñida de un egoísmo ineludible, vital, ¿cómo apositar la vida con algo tan birrioso y fatal como el lenguaje?
Y sin embargo, plantear la literatura como algo más que una barricada, que una trinchera. Basta decir que cada día, elegimos decir silla para que el otro entienda que nos referimos a un mueble en donde la gente se sienta, incluso cuando eso nos aleje de la silla, de lo que hay detrás de esas cinco letras. Elegimos a las personas antes que la verdad, ¿pero eso es acaso menos cierto, menos real? 
Y también que en la literatura, como en la vida, la denuncia tiene formas sutiles: un cuento fantástico, una golondrina, un poema sobre algo que pasó en una comida en Plentzia. Desmitificar toda revolución de su lenguaje revolucionario, todo arte de su compromiso ineludible y consciente de ser reflejo de su época. Pobre aquella revolución que necesita de sus compañeros, de sus derechos, de sus emancipaciones, de sus neocolonialismos, de toda su fanfarria de cadáveres dialécticos. Pobre aquella revolución que no entienda que puede ser una margarita o una medusa. “Beethoven haciendo sonatas en plena época de la Revolución Francesa”, citás, como esperando que te corone de estrellitas doradas y medallas al mérito académico. ¿No estaremos? Pobre aquel escritor que necesite del color local para escribir sobre su país. Sobre todo acá, que no te perdonan que no escribas sobre la patria sin saber que, justamente porque somos de acá, no necesitamos la fanfarria de los gauchos o los cabecitas negras o los Andes y San Martín libertando medio América del Sur. Queremos escribir como latinoamericanos y nos olvidamos de que ya lo somos. Así, como uno se puede encontrar caminando Buenos Aires en un cuento sobre galerías francesas, también puede rabiar y llorar y secarse las lágrimas con el puño para seguir, porque siempre, seguir, en medio de un poema a una alondra. “A un jilguero”, interviene Fulano, ampliando el inventario de pájaros que fabrica la literatura.
Más allá de toda nostalgia burguesa, del engaño que es cualquier acción que asuma o finja no serlo, cualquier cosa menos bajar la persiana. No.Y quizás eso es también un poco saltar el muro, porque todo salto es una destrucción.  ¿Quién necesita demoledoras y grúas, cuando cada salto lo abole, se ríe en su cara, lo inutiliza? Carrera de vallas. Pasar y abolir. El salto que toda valla condena pero que, de cierta manera, es su razón de ser, porque la define, porque toda valla es un salto en potencia. Valla que lo es porque se salta, pero después del salto, ¿qué?  Quedan los vestigios, pero la gente ya está aplaudiendo en la meta. ¿Qué destrucción más cruel, qué abismos más insondables, qué condena más eterna e insalvable? 
En definitiva, Nena, nunca, ninguna palabra hizo del mundo un lugar mejor, pero lo han hecho más lindo. Vaya si lo han hecho más lindo.




El tema es qué palabras. 

jueves, 14 de abril de 2016

El síndrome de Esto(es el)colmo


(I)

El beso fue terrible. Quizás fue la pasión la que se abalanzó sobre aquella silla, quizás esas irracionalidades tan bellas de la Humanidad, o quizás sólo una persona. Fue un beso instintivo, fue un beso, un beso nietzschiano: procedente de los instintos más bajos de aquel amor que se materializaba en dos personas, miles de millones de veces al mismo tiempo.

Y a cada noche nacía un alma, y con ella llegaba un nuevo beso, y con ella esa pasión cuyas lágrimas se derramaban por su rostro maltratado y marchito.

Aquel beso procedía de las peores irracionalidades humanas: llegaba de las racionalidades. Fue un beso, un beso nietzschiano, un beso de la muerte: el hombre muerto mientras igualmente la mente muere en un mar de trombas de torpes andanadas de besos, besos que llegaban a esos labios que juntándose intercalaban labiales con trepidantes cacofonías y terrores y rugidos silbantes de huracanadas sordas.

Con aquel beso nietzschiano, con aquel beso de la muerte por el que la mayor mafia se conjuraba contra él,  su cuerpo quedó paralizado, sentado en la silla, su mente quedó paralizada, sentada en la silla su cara pasó a mirar a la pared. E      l           cor       azónlelatía      a rit     mosdes                       a          c          ompasados p  or   la tr            emenda excitación-del-goce.

Él mismo se ató la soga a las manos. Aquel beso sistemático (aquél basado en la creación de un placer que en verdad no era sino no-dolor) apagó toda su personalidad: él mismo se entregó con inocencia e ingenuidad a aquél monstruo, su querido raptor.

(II)

Su enfermedad iba a peor. El poder de su raptor crecía sobre él, que seguía igual, añorando aquel beso que le diese en un triste amanecer de la Civilización. Su sumisión creció tanto, que ya no se sentía enamorado de un raptor, sino de un Tirano(saurio): un fósil viviente del que seguía dependiendo, cuya intimidación se basaba sólo en un absurdo juego de sombras con cuatro huesos roídos y colocados estratégicamente para agrandarse infinitas veces al paso de una luz interesada.

(III)

La Pasión lo reencontró, pero ahora había crecido: se había convertido en mayúscula. Se alimentó del cansancio, del hastío, de la indignación, del taciturno y monótono pasar del impasible reloj frente a la silla de la Historia. Las mismas lágrimas corrían por sus mejillas húmedas y sus ojos maltratados. Lo besó.

Aquel beso procedía de las irracionalidades humanas. Fue un beso, un beso nietzschiano (también en lo de impronunciable), un beso de la muerte: el hombre nacido mientras igualmente la mente es madre en un mar de trombas de tormentosas andanadas de besos, besos que llegaban a esos labios que juntándose intercalaban labiales con trepidantes cacofonías y utopías y rugidos silbantes de huracanadas sonoras entre los infinitos ecos del rozar de aquellas bocas que aspiraban a destruir la Nada.


Él mismo se quitó la soga. Él mismo se levantó de la silla y salió de aquel tugurio. Él mismo decidió añadirle un par de palabras a su enfermedad, para crear una nueva demencia que cambiara el mundo.

miércoles, 6 de abril de 2016

Escribir: un susurro entre ruinas, o una potente semilla

Delante de una ruina solitaria, una sombra se estremece, clavando sus uñas en la fría y yerma llanura. No entiende por qué no tiene voz, por qué no le quedan fuerzas para gritar. Encolerizada, trata de susurrar, pero sus palabras mueren en su garganta y no llegan a rozar sus labios.
De pronto, unos trazos débiles comienzan a escribirse en el muro. La sombra se asusta, pero no aparta la mirada. Tras sus ojos borrosos percibe cómo el trazo se hace más firme y más grueso, más potente. Aquel dibujo que se graba en la piedra son palabras.
Las mismas palabras que había intentado susurrar después pero que nadie había oído.
Siente dolor, porque jamás serán leídas, piensa, y una lágrima cae sobre la anaranjada arena. La tierra compacta recibe la humedad de su llanto, y pese a la sal, pese a la escasez, pese a que todo parecía vaticinar que aquel páramo era estéril, el suelo la recibe como lluvia de mayo. Todo a su alrededor ahora está húmedo, y un pequeño brote asoma a la superficie, y otro a su lado, y otro más allá.
Lo que empezó como un susurro, acabó grabado en la piedra, y lo que parecía estéril, ahora ha dado fruto.

Con esta esperanza, escribimos, para llevar nuestro susurro a aquel quiera escucharlo, para dar fruto en las mentes que quieran despertar.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Revolución

Revolución,
Escribir, revolución
Suena como melodía, canción;
Letras de poemas y más textos escritos hace algún tiempo.
Suena algo así como recordar el poder que tiene la tinta y el papel
Como recordar que “mi pluma lo mató”
Como ser más consciente que un escrito es poderoso, trasciende, revoluciona, evoluciona;
más bien re-evoluciona.

Un poema, un cuento, la historia, y el hecho de viajar en el tiempo,
[como aquella obra de arte fabulosa que aguarda en un museo, en un muro, o en una casa olvidada;]
se convierten en el boleto directo hacia un mundo de dimensiones antagónicas a lo usual, lo esperable, lo monótono.

Revolución cuando escribo, cuando escribes, cuando leo, cuando lees;
Cuando las letras (gramatización de algunas ideas que representan ideales elevados)
No solo son una simple sinapsis neuronal de un proceso mecánico inconsciente,
Sino que son el abrir de caminos, de otras sinapsis, de sensaciones, de más pensamientos, de ideas, de ‘eurekas’.
Revolución porque pienso, porque piensas,
Porque abrimos la mente
Porque el poema ya no gira en torno al ‘yo’
Ahora gira en torno a Nosotros.
Revolución porque  soñamos.

Revolucionándonos.

El circo de la vida



¡Primer cuento que nos envían! ¿Su autora? Nos ha dado un pseudónimo: Ave. Sobre ella "Nos afirma que en realidad no está metida en el "mundo de las letras" , que sabe más bien poco o nada del terreno literario, pero que piensa que el lenguaje nos condiciona y que es la manera con la que interaccionamos con otros sintientes, de forma más o menos consciente. Es el medio que hacemos, como fabricantes de un líquido mar-eante en el que dos náufragos de islas distintas beben a la vez que cada uno con una receta propia va vertiendo. Pragmáticamente, el escuchar, leer, hablar y escribir están separados, tan separados y tan juntos como ahora mismo lo estás pensado. Qué lo estás haciendo, estás senti-pensando y eso sin ser palabras lo transformas para entenderte, para definirlo. ¿Ves? Ya lo has hecho. Todos somos literatos. Por favor no tengas vergüenza a compartilo/compartirte, porque nos falta tu especia ^^"
*              *               *

Es cuando la sociedad te obliga a seguir un patrón…
Es cuando comienza esta historia…
Como los pobres tigres…en los circos…

Su domador le obliga a saltar por un aro de fuego, el tigre al principio teme al fuego, teme al domador y no quiere pasar, no se niega agresivamente simplemente rehúsa a hacerlo, pero toda la gente grita, todos abuchean, y el domador se enfada, el tigre no comprende lo que pasa ¿acaso está haciendo algo malo? su espíritu de tigre le dice que eso no va con él, que no es su naturaleza saltar ese aro de fuego, que exteriormente siente un sí, pero interiormente un no; en este punto comienza el “segundo juego”, el engaño del domador, el domador instantáneamente se transforma, se vuelve falsamente paciente, falsamente compresivo, agradable e invita al tigre a pasar, a saltar; el tigre se confunde  -¿Qué pasa? el domador está siendo agradable conmigo, ¿ antes no, ahora sí? no entiendo…Y el tigre tiene más miedo cada vez, porque parece que todo ha cambiado como si fuera otra historia diferente, pero por más que perciba diferencias en su alma salvaje sigue sintiendo todo igual, distintas máscaras de un mismo disfraz. Y mira a su alrededor, algunos de sus compañeros animales ya han saltado y se oyen gritos de alegría alrededor. Pero él sigue sin querer saltar, aunque se empieza a plantear si debe saltar, y viene el “tercer asalto”, la tentación, pues el domador saca un jugoso filete irresistible; otra tanda de felinos salta sin dudar, pues el premio que reciben después les parece mucho más gratificante que su naturaleza de tigre “antinatural a saltos de fuego”. Y el domador le ofrece ante los brillantes y profundos ojos del tigre el tentador premio, sólo tiene que saltar ¿parece fácil, no? – Muchos otros lo han hecho ya, es el camino más corto, es la opción más sencilla, salto, recibo por un breve corto de tiempo la alegría del filete y todos los demás felices, creo que por eso ha saltado el resto. Y duda, se da cuenta que cada vez duda más, se pone nervioso, no sabe qué hacer. Mira de nuevo a su alrededor, casi todos los demás animales ya se hallan al otro lado del aro, ya han saltado, ahora mismo disfrutando de su filete y al lado de un orgulloso domador, -¿Qué hago? se pregunta el tigre, cada vez esta cuestión le ronda con más frecuencia. Y el domador empieza a desesperarse, se pone nervioso, ve que ese tigre se resiste, no hace lo de los demás, ¿acaso es diferente? si todos son iguales…

El domador quiere que pase, todos lo hacen, tiene que ser así, son las normas del “circo” ¿por alguna razón?. No. Es así.

En esta última parte el domador saca el látigo, ha pasado demasiado tiempo y no ha conseguido nada con ese tigre, no lo entiende, se ha enfadado con él en un principio, obligándolo, y no ha pasado, le ha enseñado que sería fácil saltar, el domador quería darle a entender que era bueno, que no pasaba nada por saltar, que era lo más fácil para todos ¿no? Y tampoco había conseguido que ese “dichoso” tigre lo hiciera, y casi finalmente le había tentado con lo que más quería, con lo que más hace felices a los tigres, al menos aparentemente, al menos generalmente.

¿Qué “artilugios” le quedaban al domador para convencerlo? El arma más potente, con la que sería imposible que se resistiera, era imposible que no lo hiciera, no sé si sabéis a lo que me refiero, hablamos, del miedo. El domador sacó el látigo más largo y más duro del circo, el que más daño hacía, el tigre se quedó congelado, el domador agitaba el látigo ante la mirada felina, quería hacerle entender al tigre que no le haría daño si pasaba pero que si no sufriría las consecuencias. Los escasísimos animales que faltaban por pasar, pasaron, pero al pasar al otro lado, contrariamente, sufrían castigo y eran encarcelados en jaulas, no existía tal promesa, era un medio para un fin. El látigo rozó y arañó la piel del tigre, el primer latigazo de ese día dolió, el primero sin lugar a dudas se le gravó a fuego en su mente e hizo cicatriz en su corazón, nunca pensó que la vida en la que estaba pudiera llegar tan lejos, nunca pensó que se podía llegar a tal punto, nunca pensó que era tan importante, en ese circo, ser como los demás, hacer lo que los demás, seguir una “línea fija” y atravesar ese aro donde ya todos sus compañeros, que antes eran como él, diferentes cada uno pero con un mismo espíritu único y salvaje, se habían convertido en marionetas de aquel circo, con una alegría pasajera había recibido el orgullo de los presentes, la admiración del público y el reconocimiento, la alegría de ese filete pero que terminó acabándose y ahora nuestro tigre podía ver como los animales se hallaban en una “falsa felicidad” creían que lo tenían todo, les habían hecho creer que saltar ese aro era la meta de sus vidas, que costaba porque su naturaleza real no era así, pero que luego iba a ser fácil coger esa decisión porque sería la que “menos impedimentos” les pondría el circo, la más correcta para los domadores y la más sencilla de seguir, no tendrían que pensar nada, no tendrían que sentir anda, simplemente hacerlo y ya está, porque sí. Actuar sin sentir, cuerpo sin alma. Todos esos animales, ahora enjaulados, “creían” ser felices,  “creían”  tener “todo”  “creían” haber hecho lo correcto.

Los siguientes latigazos dolieron quizás cada vez menos, pues el primero es el que más marcó sin duda, el que más le sorprendió y el que nunca esperó. Los siguientes que los iba viniendo venir, aunque algunos eran más o menos duros que otros, hacían más daño que otros. El tigre no sabía qué sentir, qué pensar, qué hacer. Los momentos pasaban, todo giraba a su alrededor pero increíblemente se iba sintiendo más tranquilo, su inmensa tristeza por encontrarse solo en esa situación, su enfado porque los demás habían tomado otra decisión y el miedo por no saber qué iba a pasar iban desapareciendo, poco a poco… El látigo cada vez iba más rápido, pero el tigre, este tigre, era más resistente y con la mirada fija al domador intuía por donde iban a llegar los golpes, muchos los conseguía esquivar y los que no le servían para poder evitarlos la siguiente vez.  Y así se encontraba nuestro tigre, hubo un momento en el que el domador se cansó, el tigre era más fuerte, era valiente. El domador cayó al suelo rendido y pensó que el tigre se avalancharía contra él a matarlo pero no fue eso lo que pasó… y el tigre se acercó a él, miró a su alrededor de nuevo y elevó la cabeza mirando el techo del circo, pensó que quizás sería imposible salir del todo de aquel circo, cerró los ojos sentándose junto al domador. Parecía como si llorara. Y el domador rió, a lo mejor no había conseguido que el tigre saltara, no le había podido convencer pero al menos había conseguido que ese tigre “no pudiera ser él”, no pudiera volver a ser él, era propiedad de ese circo y no saldría de allí. Porque el domador era puro dolor, era puro ego, era pura obscuridad. No había compasión, ni sentimientos ni bondad.

Y aquí podría terminar esta historia, quizás se piense que éste es el final de la historia… me apena que se piense eso, pero más me apena que sintáis que es eso. ¿De verdad? ¡No es el final!; es el principio…

*              *               *

El tigre no lloró de tristeza, de miedo, de agonía, de rabia, de impotencia…lloró de alegría, de emoción…había llegado hasta ahí siguiendo su instinto real y siendo como él era realmente. Había superado el rechazo de los demás, las falsas apariencias, los premios vacíos que eran una aparente alegría, luego carentes de nada, carentes de todo, había estado por encima del enfado y había vencido miedos. Ahora en este instante, tras todo, se sentía más seguro que nunca, más convencido que nunca, más fuerte que nunca. Lloró por saber realmente qué quería, lloró por tener el privilegio de ser quien es y que no lo hayan podido domar. Estaba en ese circo dispuesto a seguir luchando desde la sabiduría y el amor frente a los latigazos del domador, estaba allí y eso era un hecho, una realidad y no podía cambiarlo pero él también estaba ahí y con armonía y planta el tigre siguió, feliz, más que ningún otro ser, aceptando lo que había, aceptando quien era y viviendo en paz, pero sin llegar jamás a  atravesar ese aro…







sábado, 26 de marzo de 2016

El ciprés que huye de sus raíces

¡Comenzamos a tratar el tema de por qué es necesaria una literatura social! Para empezar, os dejo un poema. Las flechas están por si hubiera alguna confusión en cómo leer la parte visual.

La humanidad en matemáticas, gobernando su Imperio
la multiplicación de las divisiones que se hacen asesinas en potencia
en potencia
de un futuro
ciego absurdo
en potencia
Las divisiones están gobernando
bandos absurdos,
muros cerrados 
(¿están cayendo?)
mentes y puros
(y sentimientos
abandonados en cenizas tras el breve éxtasis de un sueño)
que arrojan sus colillas quemando almas (¿almas? mejor vidas)
que se precipitan, como a una fosa común, a las piras
de la Injusticia.

Quemando la madera de cipreses
que por ser plantados en el cementerio
nacen y crecen con el estigma de la muerte,
con el abono de guerras raciales religiosas morales civiles internacionales
de guerras de dictadores superheroicos contra dictadores villanos
y con el riego de una sangre
que lloran lágrimas desgarradas en gritos silenciados:
voces que pierden la vida
vidas que pierden la voz
asfixiadas por horribles sudores
que empapan a esa bestia soñadora
-esa que escapa como un ciprés de la tragedia y que posee
el nombre de hombre donde los montes rompen
y rasgan la rig               l      RDEN de
                        idez y e     o                   
horizontes tiranos
Y no hablemos de plumas, de almas
o de armas de plomo o tinta.
Hablemos de un fuego, que de nuevo
prende las vidas
y consume sus sogas y sus raíces
y las hace
                                                                                             

                                                                                              libres

miércoles, 23 de marzo de 2016

Presentación (El elogio de la hipocresía)

Donde se lea, a Cuando se lea

Estimado quien seas:

Probablemente alguna vez se te haya pasado por la cabeza un tranquilizador pensamiento de buena mañana, pensamiento de tragedias en el telediario, de mirar con la vida cansada el abismo en el fondo de una taza de café mientras la cucharilla crea un remolino en el que parece que se quedan atrapadas todas las esperanzas, o expectativas, o lo que sea, de un día mejor o simplemente diferente.

Un bonito pensamiento de que el mundo se va a la mierda.

Claro que hay algún que otro problema. Como muchos pensamientos soñados, pierde un poco de magia cuando de fantasía va pasando a realidad. Pero a diferencia de toda fantasía, ésta no es realmente agradable. Igual este pensamiento es de los que debería inspirarnos un poco de terror, a la gente más altruista, por el mismo hecho de que esto no va a aguantar mucho más; para los más egocéntricos, porque si el mundo se hunde, nos hundimos con él.

Evidentemente, este blog no va a salvar nada, ni va a salvar a nadie, probablemente sea sumamente inútil, y realmente surge de nuestra parte más hipócrita: la conciencia, un parásito más que vive de agitar las mentes humanas golpeándolas con un palo, como a un bicho muerto.

A la mayoría de gente le pide no que haga algo, sino que haga como que hace algo; otros tienen menos suerte, la conciencia se ceba con ellos y les hace entregar su vida por los demás. No sé el resto de integrantes de este blog, pero desde luego yo soy de los primeros: un hipócrita.

Pero quizás deberíamos mirar a la hipocresía desde otro punto de vista, llevarla un poco más allá. Que ser un hipócrita no sea vivir de modo diferente a como se dice, sino vivir de un modo diferente a como se piensa, porque eso querría decir que esos pensamientos están cambiando, que aunque no tengan mucha fuerza y estén callados por el miedo de ser disidentes, esos sueños se van presentando cada vez más. La hipocresía se encarga de poner las utopías en la mente de cada uno, y luego la conciencia tomará el palo y empezará a trabajarse a cada persona hasta hacerle la existencia imposible y moverla a crear un mundo acorde a sus pensamientos.

Y los pensamientos se alimentan de palabras.

Por eso este blog, por eso esa necesidad de jugar con el lenguaje para hacer un arte, que además sirva para crear adeptos a esa hipocresía que nos convierta en unos estereotipados moteros renegados que quemen el asfalto por la autopista aUtopí(st)a.

Este blog no promete nada, salvo alguna que otra crítica a la realidad que nos rodea, y otro fallido intento de conquistar la literatura.